Sabine Meyer: “Tocar el clarinete es como cantar”
Foto: Christian Ruvolo
Sabine Meyer Artista Silverstein Works.
Aitanamúsica distribuidor oficial de Silverstein en España.
La clarinetista retorna al Auditorio Nacional de Música después de 18 años de ausencia como solista.
Dieciocho años lleva Sabine Meyer, clarinetista de prestigio internacional, sin pisar suelo madrileño como solista (actuó con un cuarteto hace ocho). Este lunes retorna al Auditorio Nacional de Música, pero también en compañía, la de la Orquesta Camera Musicae (OCM) dirigida por Tomàs Grau, y también con una obra que ya interpretó en aquel lejano y memorable concierto de octubre de 1999.Más que de ‘una obra’ habría que hablar de ‘la obra’ por antonomasia para este instrumento: el ‘Concierto para clarinete y orquesta, KV 622′, de Mozart, que Meyer considera “probablemente la mejor composición escrita nunca para un instrumento de viento”. “Es tan rica en ideas y emociones que, cada vez que tengo que tocarla, es para mí como la primera vez. Nunca me canso de interpretar esta obra maestra”, señala la concertista alemana, a la que place en especial hacerlo junto a una orquesta de cámara como la OCM.
Según mandan los cánones, Meyer afronta esta pieza armada de un ‘clarinete di basseto’, variedad 10 centímetros más larga de lo normal que permite alcanzar todos los matices de la escritura y cambiar bruscamente de las notas graves a las más agudas. “La obra está escrita para este tipo de instrumento, y ningún intérprete con reputación se atrevería a tocar el arreglo, muy malo por cierto, para clarinete normal”.El programa se completa con otro bocado exquisito, la ‘Serenata para orquesta de cuerdas en do menor’ de Chaikovski, que al parecer de la clarinetista no sólo marida muy bien con Mozart sino que ilustra perfectamente la fascinación que el compositor ruso sentía por muchas obras del austriaco.Aunque había estudiado antes violín, piano y órgano, Meyer lleva desde los ocho años subyugada por las posibilidades del clarinete, con el que llamó la atención de un Karajan que se enfrentó a la Filarmónica de Berlín para incluir entre sus filas a la joven prodigio, según es lance de sobra conocido. “Para mí el clarinete se parece mucho a cantar. Me encanta la variedad de colores que ofrece en los diferentes registros -afirma la instrumentista-, así como la amplia gama de estilos que permite abordar, como música orquestal, de cámara, para bandas de viento o de jazz”.Una de las aventuras más recientes de Meyer se adentra precisamente en este último terreno. Se trata de ‘Jazz-Clazz’, un disco grabado junto a Paquito D’Rivera y al Trio di Clarone -formado por ella misma, su marido y su hermano- que brinda una gozosa oportunidad de “buscar conexiones entre estilos y géneros”. “Yo no soy una intérprete de jazz ni puedo improvisar como Paquito, pero es una experiencia muy inspiradora para ambas partes”, tanto que ha participado en proyectos parecidos con Eddie Daniels y Michael Riessler.Sobre los 34 años de existencia del peculiar trío con su hermano, Wolfgang Meyer, y su marido, Reiner Wehle, le parecen “un regalo” porque “hacer música con ellos es muy fácil”. “Nos entendemos sin necesidad de palabras ni discusiones, y hemos creado programas muy interesantes a lo largo de todos estos años”.Siempre alejada del perfil de diva, Sabine Meyer gusta de trabajar con orquestas jóvenes como la OCM, con la que toca por primera vez. En general, busca un equilibrio entre las actuaciones como solista y en trío o cuarteto para ahuyentar la soledad del concertista. “Me gusta más la música de cámara porque tocas con buenos amigos y además no viajas sola”, bromea.El secreto para no ser sólo un buen clarinetista sino un clarinetista verdaderamente único resulta difícil de reducir a un solo ‘truco’. Meyer siempre ha puesto el énfasis en cuestiones en apariencia banales como disponer de buenas cañas. Luego, todo pasa por la respiración; “usar el cuerpo entero para producir el tono es lo más importante”, asegura. Y para quienes se obstinan en hacer de la música lo que no es, desliza: “Muchos intérpretes se concentran en los dedos, en tocar cada vez más y más rápido. Pero la música no es un deporte”.Antes de la cita en Madrid, la OCM y Meyer han actuado en localidades de Tarragona, de donde es la orquesta, y en Barcelona, que la clarinetista no visitaba como solista desde hace 28 años.
Fuente: El Mundo